Era un personaje relativamente conocido. Su formación incluía, además de un doctorado en derecho en la Universidad de Washington, haber pasado por la Academia Militar de Chorrillos, en Perú. Provenía de una buena familia: Su padre fue magistrado de la Corte Suprema y embajador. Su madre era hermana de Rosario Guardia, esposa de Harmodio Arias. Es decir, sus primos eran hijos de un expresidente y sobrinos del polémico y aún más famoso exmandatario Arnulfo Arias. Ese detalle, sin duda, influyó en su buena posición económica y social, así como en sus conexiones en los círculos más importantes del país. Quienes lo conocían bien decían que era un profesional brillante, con una memoria fotográfica, capaz de leer un expediente y después dictarlo de memoria. También decían que solía aparentar ser amable o mostrar cierta debilidad para beneficiarse con algo. Por si fuera poco, también lo tildaban de mujeriego y jugador.
Miró confesó ser el autor del ataque, pero en cada declaración cambiaba de versión. Dijo que lo había hecho solo y que se le ocurrió el mismo día de asesinato. Aparentemente lo movió la rabia porque apoyó a Remón durante su campaña electoral de 1952 y luego no le correspondió su respaldo asignándole una posición de Gobierno. Después señaló que había sido una componenda en la que estaba involucrada gente del círculo más próximo del presidente y que hasta le habían ofrecido el Ministerio de Gobierno por hacer el trabajo. Finalmente, cambió su versión y señaló al jefe de la Guardia Nacional, Bolívar Vallarino, de obligarlo bajo coacción a confesarse culpable y a involucrar a personas inocentes, como a José Ramón Guizado, el primer vicepresidente de la República.