Tratado de Mutuo Entendimiento y Cooperación

Rebautizado en la calles como el Tratado de Carne y de Cerveza

  1. Nosotros le dimos a Washington algo que quería desde hacía mucho, mucho tiempo: Autorización por quince años para realizar maniobras militares en Río Hato.
  2. A cambio, Estados Unidos aumentó la anualidad que pagaba por el uso del Canal de 430 mil dólares a un millón 930 mil.
  3. También asumió el compromiso de establecer ingresos y condiciones laborales equitativas para los trabajadores panameños con respecto a las de los gringos en la Zona del Canal. En aquel tiempo existía el discriminatorio sistema Gold Roll and Silver Roll, por el cual los ciudadanos estadounidenses recibían un salario superior a los de otras nacionalidades. Sin embargo, la promesa de igualdad fue burlada por el reconocimiento del derecho de los ciudadanos norteamericanos a recibir un 15% extra en su salario por «servicios en ultramar», así como otros beneficios, compensaciones y exoneraciones de impuestos.
  4. En la línea de ayudar al Estado panameño a sacarle más provecho económico a la zona canalera, se nos dio la potestad de cobrarle impuesto sobre la renta a nuestros ciudadanos que vivían y/o trabajaban en esa área.
  5. Estados Unidos se comprometió también a acabar con los contrabandos provenientes de los comisariatos ubicados en la Zona, estableciendo que sólo residentes norteamericanos podrían comprar en dichos comercios.
  6. El tratado acabó además con la exclusividad que tenían estos comisariatos para abastecer los barcos en tránsito y les brindó la oportunidad a los comerciantes criollos de ofrecer sus productos a la embarcaciones que pasaban por el Canal. Obviamente, los que tenían la capacidad para dar ese servicio fueron los que aprovecharon esta concesión.
  7. Se acordó devolver a Panamá una serie de terrenos y edificios situados en Panamá, Colón y Taboga. Para ser más específico, las tierras de Paitilla, la estación y patios adyacentes al Ferrocarril, los llamados garajes de Barletta, la parcela de Patio Rochet, las tierras de Nuevo Cristóbal, el área de Lesseps, la Plaza Colón, los terrenos de El Aspinwall. En Taboga fueron reintegradas las isletas y Santa Catalina. Estas propiedades, ocupadas por los gringos, estaban valoradas en 25 millones de dólares.
  8. En reciprocidad, le concedimos a los gringos un arrendamiento gratuito por 99 años de dos parcelas adyacentes a la residencia del embajador de los Estados Unidos.
  9. Se estipuló la reducción del 75 % del derecho de importación de licores que se compraban en Panamá con destino a la Zona del Canal, siempre y cuando continuara en pie la promesa de hacer exclusivamente en la República las compras de aquellas bebidas alcohólicas para el abastecimiento del área canalera. Con el tiempo esa concesión quedó en entredicho por lo que representaba el impuesto de licores.
  10. El gobierno norteamericano se comprometió a cumplir con la responsabilidad adquirida en 1942, tras arrendar 136 sitios para uso militar en todo el país, de construir un viaducto sobre el Canal, que finalmente fue el Puente de Las Américas inaugurado el 12 de octubre de 1962.

Me parece pertinente señalar que, en las polémicas discusiones sobre los alcances de este tratado, siempre viene a colación que la renuncia de los Estados Unidos al monopolio del ferrocarril nos costó que, por “la seguridad del Canal”, no se permitiera a ningún otro país construir o controlar una ruta transístmica; así como también se dejó a discreción del gobierno norteamericano hacer otra carretera estratégica dentro de la zona del canal.