Mi meta era salvar la mitad de las empresas del Estado… Y por eso nos remitimos a una idea del propio General Torrijos: Las empresas MIXTAS.
Todavía recuerdo perfectamente bien cuando se vendió con bombos y platillos el “Plan Ford”, que supuestamente iba a poner este país por arriba del bien y del mal, que íbamos a ser casi que igual a los países desarrollado. El Plan Ford solamente ejecutó parte de lo que tenía programado hacer, y eso incluía un punto ideológico crucial: La liquidación de las Empresas del Estado.
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Era ideológico porque nació de la extrema derecha norteamericana, encabezada por el presidente Ronald Reagan. Según sus premisas, tener cualquier empresa estatal significaba tener un acercamiento del país al socialismo y al comunismo; y en consecuencia hay que acabarla. Con su influencia y con su fuerza, ellos, la derecha, lograron que el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo, en los que tienen mayoría participativa en sus juntas directivas, le cerraran el financiamiento a cualquier empresa estatal.
Ese famoso “Plan Ford” fue presentado en junio de 1990, durante el gobierno de Guillermo Endara, por el vicepresidente Guillermo Ford; quien también desempeñaba la cartera de Planificación y Política Económica. El documento se llamaba “Estrategia nacional de desarrollo y modernización económica: Política para la recuperación, el crecimiento sostenido y la creación de empleos”, y al firmarlo comprometieron al país, no al gobierno de turno, a deshacerse de las empresas estatales.
De inmediato, la administración de Endara puso en ejecución el Plan con la venta de Cementos Bayano y continuaron con Cítricos Chiriquí. Cuando intentaron avanzar con la privatización de INTEL, la gente se opuso con firmeza y justicia. Para ese momento, el gobierno estaba en un franco deterioro y al ver que la ciudadanía no permitiría en ninguna circunstancia una nueva venta, dejaron para la siguiente administración la complicada tarea.
En el caso del IRHE, de las primeras cosas que me dijeron en los días de la TRANSICIÓN – es decir, aún no había tomado posesión – fue que tenía que preparar porque para enero de 1995 ya no tendríamos capacidad para generar suficiente energía eléctrica para la demanda. Tendríamos que aplicar un feroz racionamiento de energía con cortes programados que disgustarían a todos.
Con este escenario fue que inició mi gobierno: Un compromiso de la venta TOTAL de las empresas estatales, sin posibilidades de financiamiento, de operación o expansión. Tampoco recibí un centavo para la modernización del país, que era necesaria para seguir adelante por lo menos los próximos 10 años. En medio de esa crisis, nos remitimos a una idea del propio General Torrijos: Las empresas MIXTAS. Así que, cuando los que realmente estaban detrás de este Plan descabellado nos insistieron en que las empresas estatales eran ineficientes y por tanto no podía otorgar dinero para que siguieran con su ineficiencia, nosotros respondimos: Vamos a asociarnos con personas, sociedades y entidades que saben manejar empresas de este tipo. Vamos a permitirles que ellos administren, pero el Estado panameño obtendrá la mitad de las acciones de esas empresas.
Fue así como logramos un esquema que ha sido admirado por toda América Latina, pues fuimos el ÚNICO país que pudo mantener la mitad de sus empresas estatales. El caso del INTEL es el más bonito porque el Estado es tiene el 49% de las acciones, Cable and Wireless controla otro 49% y los trabajadores son dueños de 2%. El tiempo ha demostrado que fue el experimento más exitoso, la mejor de todas las empresas mixtas.
Al día de hoy, según la visión que tuvimos en nuestra administración, el usuario debería poder escoger a quien comprarle energía. Es decir, que yo pueda decidir si le compro a Elektra Noreste o que sea otro el que me venda electricidad, según quien me ofrece la mejor tarifa. Todo eso se desplazó, se desfiguró. Han pasado cuatro gobiernos, lo que acumula ya 20 años. Hoy podemos decir que tenemos suficiente capacidad de generación. ¿Y por qué? Porque gracias a Dios logramos que se invirtiera grandemente en este sector en aquel momento crucial. Pero los precios no son los adecuados. ¿Por qué nadie le ha metido cabeza a ver cómo logramos una mejor competencia de los costos dentro de la generación y distribución eléctrica para poder satisfacer mejor las necesidades de la población?
Ese es el nuevo reto; y si alguien me demuestra que Re-Estatizando las eléctricas lograríamos una tarifa más justa para el usuario, entonces deberíamos hacerlo con los ojos cerrados. Allí está el fondo fiduciario: Nosotros dejamos 1.400 millones de dólares que nos han tratado de pellizcar. Pero, afortunadamente, la Asamblea se ha parado firme y no les ha permitido agarrarse todo. Allí estaría el dinero para hacerlo.
¿Por qué no lo han hecho en estos 20 años? Claro, yo entiendo que es mucho más fácil decir “la culpa de esta vaina la tiene El Toro”, que tratar se solucionar el problema.
¡Verdaderamente! Si yo tengo la culpa, yo lo puedo arreglar también.