Consolidaron el movimiento sindical, contribuyeron con la generación de trabajo y sirvieron de base para el desarrollo que trajo la reversión del Canal.
La reforma al Código de Trabajo fue parte de la propuesta de gobierno presentada por la fórmula del Dr. Ernesto Pérez Balladares de cara a las elecciones generales de 1994. En muchas de sus actividades proselitistas, el candidato del PRD prometió que afrontarían las causas de la pobreza y disparidad social que agobiaba al pueblo panameño. Señaló consistentemente que, en buena medida, el estancamiento del momento provenía del elevado desempleo estructural y el bajo poder adquisitivo de los salarios; derivados de la ineficiencia económica que se originaba en diversos factores como el exceso de incentivos a la industria, servicios públicos costosos, proteccionismo distorsionado, barreras a la inversión extranjera y, en general, una infraestructura deficiente. Aseguró que, de llegar al poder, impulsaría una serie de modificaciones a la legislación laboral porque era absolutamente necesario para que funcionara el plan económico que se pondría en marcha durante el quinquenio 94-99.
El proceso
El economista Mitchell Doens, nombrado ministro Trabajo y Bienestar Social, estuvo a cargo de emprender la reforma laboral. En el libro «El Panamá que construimos», el Dr. Pérez Balladares comenta que, en su juventud, Doens simpatizó abiertamente con los sectores de izquierda que tanto adversaron al general Torrijos. «Irónicamente, los «ñángaras» de aquella época se opusieron tanto como los empresarios y la derecha, al Código Laboral que impulsó Omar en los años setenta para proteger a la muy golpeada clase trabajadora. Convencido de que nada se ganaba con las radicalizaciones, Doens terminó separándose de estos grupos y comenzó a liderar lo que se conoció como «La Tendencia». Así se sumó a nuestro partido y desde allí fue un miembro muy activo de la Internacional Socialista. Sin duda, tenía cualidades interesantes y la credibilidad necesaria para sentarse a negociar las reformas laborales que, seguramente, ocasionarían grandes controversias».
Las acciones del Dr. Mitchell Doens en dirección a la modernización del Código de Trabajo comenzaron antes de las elecciones y continuaron luego de asumir el cargo de ministro de Trabajo y Bienestar Social. Fue el primero en ocupar ese puesto sin ser abogado. Todos sus antecesores eran profesionales del Derecho y habían participado de alguna u otra manera en la redacción del Código de Trabajo del general Torrijos. Por eso, lo primero que hizo Doens fue reunirse con ellos para consultarles sobre aquellos aspectos que no podían tocarse. Reconfirmó que entre las conquistas más sagradas estaba la libre sindicalización y el salario mínimo. Siguieron otros pasos importantes, como una serie de consultas a la Organización Internacional del Trabajo (OIT). El proceso completo es descrito por el Dr. Pérez Balladares en su autobiografía.
Las aspiraciones
En resumen, el grueso de los cambios que se impulsaron en la Presidencia del Progreso giraba en torno a:
- La flexibilización del trabajo. Esto es la posibilidad de que la organización o empresa pueda utilizar su recurso humano para realizar distintas funciones, algo que estaba prohibido en nuestro Código de Trabajo.
- Las indemnizaciones por despido injustificado. Este era un asunto que tenía en crisis al sector empresarial. El problema radicaba en que cuando se prescindía de un empleado sin causa alguna, se caía en una disputa interminable que consumía recursos, años y muchas confrontaciones para determinar la compensación que se le tenía que pagar al trabajador.
- Después de estos dos primeros puntos, que eran los que más polémica generaban, venían otros aspectos como la inclusión expresa del salario en especie en la remuneración de las vacaciones; los periodos de incapacidad y licencia de maternidad; el reconocimiento de las agencias privadas de colocación; las normas sobre acoso sexual; temas de arbitraje; ciertas restricciones a la contratación temporal y los contenidos obligatorios de las convenciones colectivas, entre otros aspectos que fueron apareciendo en la medida que Mitchell Doens avanzaba con su amplia consulta.
Los obstáculos
Con el avance de las negociaciones las cosas fueron madurando hacia el consenso con todas las partes, a excepción del Sindicato Único Nacional de los Trabajadores de la Industria de la Construcción y Similares (Suntracs). Su directiva se mantuvo intransigente, rechazando por completo toda la reforma. En la autobiografía «El Panamá que construimos» también se describe la naturaleza de esta oposición, sus consecuencias y la forma como el ministro del Trabajo salió adelante; incluyendo la complicada trama detrás de la huelga y protestas callejeras que la gente del Suntracs impulsaron. «Como gobierno nos estremeció que tuviéramos un saldo total de cuatro obreros muertos. Y aquí debo destacar que el primero fue un señor que recibió un golpe fatal cuando cayó al piso en una trifulca; el segundo fue un obrero asesinado por un proyectil de una 38, arma que no correspondía con las que portaba nuestra fuerza pública. Esto provocó toda clase de especulaciones que fueron desde que algún enemigo de la víctima aprovechó para matarlo en medio de la confusión, hasta que nosotros teníamos francotiradores en el lugar. ¡Una locura!», señala Pérez Balladares en su libro.
Los logros
Superados los contratiempos y gracias al consenso nacional, la reforma al Código de Trabajo fue aprobada mediante la Ley 44 de 12 de agosto de 1995. Para el presidente Ernesto Pérez Balladares, se llegaba a un final feliz porque lograron modernizar el marco jurídico laboral panameño preservando las conquistas obreras y a la vez sentando las bases para atraer la inversión. «Nuestras reformas laborales, en las que por primera vez se usaron las palabras «eficiencia» y «productividad», son las que están vigentes hasta el día de hoy. En el tiempo, consolidaron el movimiento sindical; contribuyeron con la disminución del desempleo y sirvieron de base para todo el desarrollo económico que vino a partir de la administración 100% panameña de la vía interoceánica y la explotación de las áreas revertidas. Como dice Mitchell, «quienes cogieron los mangos bajitos fueron los siguientes gobiernos». A nosotros lo que nos tocó fue llevar palo para poder implementar el plan que permitiría a todas nuestras potencialidades madurar para impulsar el crecimiento del país», señala el autor del «Panamá que construimos».
Aquí dejamos algunos de los vídeos que fueron parte de la campaña informativa en torno a las reformas laborales contra el desempleo.