La Primera Dama supo, desde antes de asumir sus responsabilidades, que tendría recursos muy limitados. Tanto, que en su despacho no había ni siquiera una computadora.
En su autobiografía, el presidente Ernesto Pérez Balladares dice: «Cuando Dorita se convirtió en Primera Dama, tenía muy pero muy claros los proyectos que pondría en marcha durante esos cinco años y las estrategias que implementaría para tener éxito. Eso fue posible por dos situaciones concretas: por una parte, ella siempre estuvo conmigo durante mi campaña política de cara a las elecciones del 94… El segundo elemento fue que en sus años de universitaria, que los vivió en los tiempos de Torrijos, conoció tantas personas que ello le permitió comprender a plenitud la idiosincrasia del panameño. Casi en paralelo, se integró a un comité de esposas de funcionarios del gobierno que formó Adela Ruiz de Royo cuando su esposo, Arístides Royo, fue elegido presidente por la Asamblea de los 505″.
Hasta la fecha, la licenciada Dora Boyd de Pérez Balladares reconoce que aprendió mucho de doña Adelita, como todos le decían. Por eso, cuando a ella le tocó en el quinquenio 94-99 estar al frente del despacho de la Primera Dama, implementó algo similar, adaptado a los nuevos tiempos. En su gestión, además, siempre tomó en cuenta una lección que le dio el mismo general Omar Torrijos: mantener un estilo sencillo, sin opulencias, con empatía y respeto hacia la gente más humilde.
Apoyo internacional
El exmandatario recuerda en su libro que «en nuestra administración no existían los millones que circulan ahora… Era tal la limitación que en el despacho de la Primera Dama no había ni siquiera una computadora. Por eso, cuando asumió el cargo, después de un periodo de adaptación de apenas tres meses, hizo las coordinaciones interinstitucionales necesarias para dar respuesta a todas las necesidades planteadas«.
El autor se refiere a la solicitud de asistencia a las Naciones Unidas que hizo la licenciada Dorita para hacer una reingeniería total y veloz a su oficina; que iba más allá del mobiliario o las herramientas tecnológicas. El resultado fue una transformación interna que la elevó de un simple apéndice asistencial de la Presidencia a una verdadera oficina ejecutiva, con varios departamentos como Relaciones Internacionales, Coordinación Ministerial o Coordinación de Viajes al Exterior, que se encargaban de una minuciosa planificación estratégica para andar sobre pasos bien firmes.
Interinstitucional
La eficiencia de su despacho fue tan notable que, antes de que se cumpliera el primer año de gestión, el Gabinete Social – integrado en ese momento por los ministros de Trabajo, Educación, Obras Públicas, Vivienda, Desarrollo Agropecuario, Planificación y Salud – comenzó a apalancarse en la Primera Dama para cumplir sus metas. Así fue como la esposa del presidente pasó a ser asesora ad honorem.
Luego, en 1998, la estructura del Gabinete Social fue reorganizada para incluir al presidente de la República, así como el ministerio de la Juventud, la Mujer, la Niñez y la Familia. Hasta el día de hoy, esta instancia administrativa de coordinación interinstitucional, del más alto nivel, se encarga de asesorar al Órgano Ejecutivo y al Consejo de Gabinete en materia de desarrollo social. Continúa funcionando como mesa para la discusión de la agenda del Ejecutivo; evalúa la estrategia política de cara a cumplir los objetivos y actúa como interlocutor del gobierno ante las organizaciones nacionales e internacionales, gubernamentales y no gubernamentales en el tema de desarrollo social multisectorial.
A continuación te dejamos un vídeo que resume la gestión de la licenciada Dora Boyd de Pérez Balladares durante el año 1995.