PARTE 4/5
«Un país excepcional en materia de política comercial», esta fue la descripción que los técnicos del entonces denominado Banco Interamericano de Desarrollo (BID) hicieron sobre Panamá en su evaluación del 6 de septiembre de 1996.
El economista mexicano Jaime Serra puso sobre la mesa todos los elementos para comprender por qué debíamos abrir posibilidades serias para desarrollar sectores económicos alternativos que requirieran intensivamente mano de obra. Ahí estaba la clave para ser competitivos, cambiar nuestro modelo productivo e impulsar un crecimiento generador de empleo.
Para Serra, la reforma laboral que el gobierno del Dr. Ernesto Pérez Balladares había logrado era una flexibilización muy importante. También dio valor a los esfuerzos por desregular y modernizar las empresas del Estado; pero hizo un llamado de atención sobre el proteccionismo a los productores y demostró ampliamente cómo esto era el factor que nos mantenía estancados.
En esta parte de la evaluación del BID, la incorporación de panamá a tratados de libre comercio con los países vecinos se presentó como un primer paso para iniciar la apertura comercial que, lejos de ser vista como la panacea para resolver todos nuestros problemas de productividad, era un instrumento más de la reforma económica que nos ayudaría a salir del estancamiento.
Aquí, el balance que nos convenció de entrar a la OMC.