Esta es la historia de una iniciativa que tuvo el potencial de sustituir instrumentos para la guerra por herramientas para la paz. Un sueño que comenzó con la idea de crear la Universidad de las Américas y, en el camino, se transformó en una verdadera Ciudad del Saber.
Tres meses después de asumir el poder, el Dr. Ernesto Pérez Balladares dio al mundo una maravillosa noticia durante su participación en la Primera Cumbre de Presidentes de América realizada en Miami, Florida entre el 9 y el 11 de diciembre de 1994:

«la transformación de bases militares en centros de educación para la paz, cambiando la presencia de soldados por la de estudiantes y profesores. Con la Ciudad del Saber, Panamá le presta un nuevo servicio a la humanidad y así como antaño se erigió en puente entre dos océanos, en el futuro también habrá de convertirse en punto de convergencia entre culturas, en centro de adiestramiento y estudios especializados para dos continentes y en referencia obligada cuando afrontemos el reto de globalizar la educación», dijo el presidente Pérez Balladares en aquella Cumbre.
La propuesta inicial salió de un grupo de empresarios panameños, encabezados por don Fernando Eleta Almarán. El primer planteamiento fue crear la Universidad de las Américas en alguna de las instalaciones de las Áreas Revertidas. Ellos se pusieron en contacto con Gabriel Lewis Galindo, el primer canciller nombrado en la administración Pérez Balladares, quien se emocionó tanto con la idea que hasta visualizó impulsar en el lugar otros centros orientados a la cooperación intelectual en una dimensión internacional. Don Gabriel apostó a integrar en la Ciudad del Saber a los países de Latinoamérica, El Caribe y todas aquellas regiones del mundo que se quisieran sumar.
Inspiración y materialización
El presidente Pérez Balladares se empeñó en que el Estado panameño diera un respaldo incondicional al proceso de gestión y construcción de la institucionalidad de la Ciudad del Saber. Desde su perspectiva, era la transformación inteligente de un lugar que, para humillación de los panameños, estuvo ocupado por tropas extranjeras durante casi un siglo. En la práctica, esto fue recuperar la soberanía territorial y establecer la soberanía del conocimiento.
Luego de proclamar en la Cumbre de Miami la iniciativa, el Dr. Pérez Balladares pidió a Eleta Almarán que organizara la Fundación Ciudad del Saber y asumiera su Presidencia. El 28 de marzo de 1995 ambos firmaron una carta de entendimiento con el entonces director general de la UNESCO, Federico Mayor Zaragoza, para concretar una alianza intelectual y técnica con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura.
Entre el 12 y el 16 de junio de 1995 la UNESCO profundizó en su aporte técnico a través de Jornadas de Consulta Interdisciplinaria sobre la Ciudad del Saber con la participación de diversas personalidades panameñas de los sectores científicos, académicos y empresarial para conocer la percepción que ellos tenían del proyecto. Así fue como se elaboró un primer documento basado en un enfoque estratégico e innovador. Haga clic aquí para descargar esta trascendental perspectiva titulada «Ciudad del Saber: Una utopía posible».
Un mes después de esta serie de conversaciones, la Fundación Ciudad del Saber tenía personería jurídica.
Espacios revertidos
A través del Decreto Ley Nº 6 de 1998, se dispuso que el Estado traspasara a la Fundación 120 hectáreas con más de 200 edificios del antiguo Fuerte Clayton. La transferencia formal de la base a Panamá ocurrió dos meses después del término del mandato del presidente Ernesto Pérez Balladares, el 30 de noviembre de 1999. El conjunto fue recibido por el Gobierno Nacional, que en el mismo acto hizo entrega a la Fundación de las tierras e instalaciones que hoy conforman la Ciudad del Saber. Dos días después, el 2 de diciembre de 1999, entraron al sitio de Clayton las 11 personas que en ese momento conformaban el equipo de la Fundación.
Es importante destacar que el antecedente de este Decreto Ley N° 6 de 1998 fue el desarrollo y puesta en marcha del Plan General de Uso de Suelos, que impulsó el gobierno de Pérez Balladares en los primeros días de su gestión para el aprovechamiento máximo de los espacios que ya estaban bajo la tutela panameña. Con ese programa se determinó las áreas que podían servir para recreo, el comercio, la industria, el turismo, o para sedes diplomáticas y de educación como la Ciudad del Saber.
Dos décadas después
El 25 de marzo de 2021 la Fundación Ciudad del Saber publicó el libro “Voces de Ciudad del Saber”, en el que reunió los testimonios de los visionarios y actores que participaron en la creación de este complejo que impulsó el cambio social a través del humanismo, la ciencia y los negocios. La presentación de esta recopilación de anécdotas se realizó en su Ateneo con un aforo reducido, para cumplir con las medidas de bioseguridad que nos impuso el Covid-19.
La ocasión fue propicia para el reencuentro del presidente Pérez Balladares con Federico Mayor Zaragoza, exdirector general de la UNESCO, y Juan David Morgan, presidente de la Junta Directiva y de la Junta de Síndicos de Ciudad del Saber, entre otros actores importantes de toda esta magnífica historia.
Al compartir sus reflexiones al público, el Dr. Pérez Balladares expresó su orgullo de que este esfuerzo mancomunado permitió desmontar las infundadas preocupaciones de los que decían que Panamá se hundiría sin la presencia militar norteamericana. «La Ciudad del Saber nació como un testimonio permanente de que nuestro deber, una vez alcanzada la soberanía territorial, era aferrarnos a las llaves del conocimiento porque eran las únicas que nos podían garantizar la independencia definitiva. A más de 20 años de aquello, el reto está más presente que nunca. Ya demostramos que podemos administrar el canal; que podemos vivir sin presencia militar extranjera; que somos capaces de sustituir cañones y rifles por libros e investigación, y la inteligencia militar por instrumentos para la paz. Pero por más exitoso que haya sido este último cuarto de siglo, el camino por recorrer es todavía más largo», señaló el exmandatario. Clic aquí para ver más sobre esta actividad.
Siembra de banderas
Las instalaciones que sirvieron para albergar adelantos y estrategias militares por una hegemonía global hoy son utilizadas como un centro de vanguardia y de los nuevos paradigmas educativos. Así, la Ciudad del Saber es ante los panameños el custodio de nuestro pasado y a la vez una vitrina de nuestro futuro. Desde aquí no solo se promueve la enseñanza, la formación académica y tecnológica que construyen el porvenir; sino que se continúan sembrando banderas en un esfuerzo de rememorar las luchas, sacrificios y heroísmo de los que nos antecedieron. Para el presidente Pérez Balladares, desconocer estas historias nos convertiría en máquinas sin alma, sin sentimientos y sin aspiraciones.
Muchas de las fotografías que se utilizaron para la edición del vídeo que dejamos a continuación fueron sacadas del libro «Ciudad del Saber: un legado en construcción». Clic aquí para descargar de forma gratuita la versión en PDF en el sitio oficial de la Fundación. También nos apoyamos con algo del material audiovisual publicado en el canal Youtube de esa fundación.